Sobre esos nueve meses resumiré que fueron especiales, no teníamos a nadie cercano ya que nuestras familias viven en otra región del país y solo algunas veces nos visitan. solo nos teníamos a los 2, y a nuestro perro boxer, y aún sigue siendo así, claro que ahora esta Martín.
Cuando tenía entre 7 y 8 meses de embarazo, empecé a sentir sus movimientos que no eran para nada suaves. A veces a Marcela le daban fuertes dolores, pues el niño se acomodaba en su panza, y llegaba hasta quedar inmóvil para que se pasaran.
En las noches trataba de imaginarlo como sería, aunque solo deseábamos que fuese sano. No podíamos evitar soñarlo corriendo, gritando y jugando.
Hasta que llegó el día de su nacimiento, en el cual desperté de mi burbuja. Medí cuenta de la realidad , que la vida cambiaría y que ahora no viviría para mi sino para él.
